A pesar de que muchos padres temen lo peor cuando a su hijo le diagnostican un soplo cardíaco, este diagnóstico es, en realidad, muy habitual. De hecho, a muchos niños les detectan un soplo cardíaco en algún momento de su vida. La mayoría de los soplos no deben ser motivo de preocupación y no repercuten sobre la salud del niño.
Entonces, ¿qué es exactamente un soplo cardíaco? En sí misma, la expresión soplo cardíaco no es un diagnóstico de una enfermedad o un problema; pero, para entender lo que significa, es importante saber cómo funciona el corazón.
¿Cómo funciona el corazón?
El corazón tiene cuatro cavidades y cuatro válvulas (que funcionan como puertas de sentido único). Las dos cavidades inferiores del corazón, que bombean la sangre, se denominan ventrículos y las dos cavidades superiores, que se llenan de sangre, son las aurículas.
Cuando la circulación sanguínea es normal, la sangre circula de la siguiente forma: la sangre que regresa del cuerpo a la cavidad de llenado derecha (la aurícula derecha) tiene poco oxígeno. Esta sangre pasa a través de una válvula (la válvula tricúspide) a la cavidad de bombeo derecha (el ventrículo derecho) y luego se desplaza a través de la válvula pulmonar hacia los pulmones, para recibir oxígeno. Esta sangre enriquecida con oxígeno regresa a la cavidad de llenado izquierda (la aurícula izquierda) y a través de una válvula (la válvula mitral) pasa a la cámara de bombeo izquierda (el ventrículo izquierdo). Luego la sangre es bombeada a través de la válvula aórtica a todo el cuerpo mediante la aorta, un gran vaso sanguíneo que lleva la sangre a los vasos sanguíneos más pequeños del cuerpo para entregarles oxígeno.
Por medio de un estetoscopio, el médico escucha los sonidos del corazón, para evaluar su estado. El sonido de los latidos normales es producto del cierre de las válvulas cuando el corazón se contrae para empujar la sangre a través del cuerpo. Cuando hay un soplo cardíaco, se produce un sonido extra. En ocasiones, estos sonidos extras son sólo el resultado de un flujo sanguíneo normal que circula por un corazón normal. En otros casos, un soplo puede indicar un problema cardíaco.
¿Cómo se diagnostican los soplos cardíacos?
El soplo se oye cuando se ausculta al niño con un estetoscopio que se apoya en distintas zonas del pecho mientras el corazón late. Los soplos cardíacos pueden escucharse en bebés, así como en niños mayores o en adolescentes. Por supuesto, si el niño está llorando, si no coopera con el médico o si respira fuerte, quizá no sea posible escuchar el soplo. Es de gran ayuda que el niño esté en silencio cuando el médico lo ausculta, porque algunos soplos son muy leves. El médico tal vez le pida a alguno de los padres que calme al niño o que lo siente en su falda mientras dura el examen.
Los soplos cardíacos se clasifican en una escala de intensidad de 1 a 6 (volumen). El grado 1 apenas puede oírse, mientras que el 6 se oye muy fuerte. El pediatra de su hijo se fijará en qué parte del corazón se escucha mejor el soplo, las características del soplo (por ejemplo, si es discordante y agudo o suave y parecido a un soplido), en qué momento del ciclo cardíaco se produce, y si se modifica cuando el niño cambia de posición. Cuando el pediatra de su hijo descubra el soplo, es posible que derive al niño a un cardiólogo infantil para una nueva evaluación.
Es bastante común que se descubra un soplo durante un chequeo, incluso cuando no se escuchó antes. Esto ocurre por varias razones. Los soplos funcionales suelen aparecer y desaparecer, dependiendo del ritmo cardíaco del niño, la posición durante el examen y la presencia de fiebre. Algunos soplos nuevos pueden indicar una afección cardíaca de corta data. Por último, algunas cardiopatías presentes desde el nacimiento (cardiopatías congénitas) quizá no sean lo suficientemente graves al principio como para producir un soplo que pueda detectarse durante el examen.
Debido al error común de creer que todos los soplos cardíacos son graves, es importante que los padres entiendan qué tipo de soplo tiene su hijo y si necesita que le hagan una evaluación más a fondo.
¿Qué es un soplo funcional?
El tipo más habitual de soplo cardíaco es el denominado funcional o inofensivo. Este diagnóstico implica que el soplo es producto de un corazón normal y saludable. Puede aparecer y desaparecer a lo largo de la infancia. Suele desaparecer por sí solo a medida que el niño va creciendo y no supone ningún riego para la salud.
Los niños que tienen soplos funcionales no requieren una dieta especial, restringir sus actividades ni ningún otro tratamiento especial. Tampoco deben tomar antibióticos antes de ir al dentista. A los niños que son lo bastante mayores como para entender que tienen un soplo se les debe asegurar que no son diferentes de los demás niños. En otras palabras, un soplo funcional es el sonido de un flujo de sangre normal que circula a través de un corazón normal de manera normal. Quizás esta simple analogía sirva para comprenderlo: así como a veces escuchamos el sonido del aire mientras se desplaza por un conducto, o el del agua que fluye por una tubería, también podemos escuchar el sonido de la sangre cuando circula a través del corazón aunque no exista un problema cardíaco.
Las cardiopatías congénitas
Algunos soplos cardíacos pueden indicar que hay un problema en el corazón. Si el pediatra de su hijo sospecha que el niño puede tener algo más importante que un soplo funcional, lo derivará a un cardiólogo infantil, que tal vez le mande hacer o le haga algunas pruebas complementarias, como una radiografía de tórax, un ECG (electrocardiograma), o un ecocardiograma. El ecocardiograma, o “eco”, es un ultrasonido de las estructuras del corazón (cavidades, paredes y válvulas). Registra la circulación de la sangre a través del corazón y permite determinar la dirección y la velocidad del flujo sanguíneo dentro de las estructuras cardíacas.
Alrededor de 1 de cada 100 bebés nace con un problema cardíaco estructural, denominado cardiopatía congénita. Estos bebés pueden presentar síntomas tan pronto como durante los primeros días de vida, o puede parecer que están completamente sanos hasta mucho más adelante. Algunos niños no tendrán ningún síntoma aparte de un soplo cardíaco, pero otros presentarán síntomas que se podrían confundir con otras enfermedades o trastornos.
Entre los síntomas de una enfermedad cardíaca importante en un recién nacido o un bebé, se incluyen los siguientes:
- respiración rápida
- dificultad para alimentarse
- labios azulados o morados (lo que se denomina “cianosis”)
- retraso del crecimiento
Los síntomas en un niño o adolescente pueden incluir éstos:
- fatiga
- dificultad para hacer ejercicio o practicar actividades físicas
- dolor de pecho
Si percibe alguno de estos síntomas en su hijo, contacte a su pediatra.
Las cardiopatías congénitas pueden asociarse con anomalías cromosómicas, como la trisomía del par 21 (síndrome de Down) o estar vinculadas a anormalidades genéticas específicas. Los bebés con otros problemas de nacimiento también pueden padecer cardiopatías congénitas. La exposición a ciertas sustancias químicas, incluyendo el alcohol, o los medicamentos que se tomaron antes del nacimiento pueden asociarse con cardiopatías congénitas. Aunque algunos padres pueden tener más de un hijo con una cardiopatía, en la mayoría de los casos, las cardiopatías no se consideran hereditarias. Sin embargo, mayormente, los niños con cardiopatías congénitas no presentan factores de riesgo conocidos.
La salud de la madre durante el embarazo también juega un papel importante. Las mujeres que tienen más probabilidades de dar a luz a un hijo con una cardiopatía son aquellas a las cuales les ocurre lo siguiente durante el embarazo:
- contraen rubéola
- tienen una diabetes no tratada o no controlada
- tienen fenilcetonuria (un trastorno metabólico de origen genético)
Cardiopatías más frecuentes
Varios tipos de problemas cardíacos pueden cursar con soplos. Dentro de estas afecciones se encuentran las anomalías en el tabique cardíaco, las anomalías en las válvulas, el flujo anormal entre las cavidades del corazón y las salidas (obstrucción del tracto de salida), y los problemas del músculo cardíaco.
Las anomalías en el tabique cardíaco afectan a las paredes entre las cavidades superiores e inferiores del corazón. Cuando hay un orificio en el tabique del corazón, la sangre puede fluir a través de él hacia las otras cavidades cardíacas. Este flujo sanguíneo extra puede provocar un soplo. También puede hacer que el corazón tenga que trabajar demasiado y, por consiguiente, aumente de tamaño. Algunos orificios pueden ser lo bastante grandes como para producir otros síntomas aparte del soplo; otros son de menor tamaño y tal vez se cierren por sí solos con el tiempo.
Las anomalías en las válvulas se generan cuando las válvulas del corazón son angostas, demasiado pequeñas, demasiado gruesas, o presentan algún otro tipo de anormalidad. Las válvulas deformes no permiten que la sangre fluya libremente a través de ellas, por lo que se produce un flujo turbulento. En ocasiones, las válvulas que tienen una morfología anormal pueden no ser eficaces a la hora de impedir que la sangre fluya hacia atrás dentro del corazón. En cualquiera de estos casos, habrá un soplo. La obstrucción del tracto de salida puede generarse cuando la presencia de tejido adicional o músculo cardíaco bloquea el flujo sanguíneo a través del corazón.
Los problemas del músculo cardíaco (cardiomiopatías) pueden hacer que el músculo del corazón presenta la anomalía de volverse más grueso o más débil. Esto puede disminuir la habilidad del corazón para bombear la sangre al cuerpo normalmente.
Un soplo cardíaco es el resultado de un examen, no una enfermedad. El pediatra de su hijo y un cardiólogo infantil pueden determinar si el soplo es funcional (lo cual significa que su hijo está sano) o si existe un problema cardíaco específico. En caso de que haya un problema, un cardiólogo infantil aconsejará la mejor solución.