Las arritmias son una de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes entre niños y adolescentes. Se manifiestan como un trastorno del corazón. Las arritmias se caracterizan por cambios en la frecuencia, regularidad y secuencia de los latidos del corazón. En un sentido más amplio, una arritmia es cualquier desviación del ritmo cardiaco con respecto a la normalidad.
Las arritmias en los niños suelen ser consecuencia de enfermedades congénitas o adquiridas del sistema cardiovascular. Es difícil detectar las arritmias en los niños sin un diagnóstico instrumental, ya que el niño puede no prestar atención a las molestias causadas por la enfermedad y no quejarse. Por eso es sumamente importante visitar a los médicos a tiempo y someterse a exámenes rutinarios.
Las arritmias infantiles se dividen en dos grupos principales: enfermedades caracterizadas por un aumento de la frecuencia cardiaca (taquiarritmias) y enfermedades cuya principal manifestación es un ritmo cardiaco poco frecuente (bradiarritmias).
Clasificación de las arritmias
La más utilizada en cardiología práctica es la división en 4 grupos de arritmias teniendo en cuenta la función miocárdica alterada:
- automatismo;
- excitabilidad;
- conducción;
- forma combinada (combinación de varios trastornos a la vez).
Las anomalías asociadas a la función de automatismo incluyen taquicardia sinusal, bradicardia y arritmias, migración del marcapasos y ritmos de deslizamiento lento.
Entre las arritmias asociadas a la alteración de la excitabilidad miocárdica se incluyen:
- extrasístole;
- fibrilación y aleteo auricular;
- fibrilación y aleteo ventricular;
- taquicardia paroxística y no paroxística.
Entre las arritmias debidas a trastornos de la conducción, se distinguen el bloqueo auriculoventricular, sinoauricular e intraventricular. Las formas combinadas incluyen los síndromes del nódulo sinusal, el intervalo QT prolongado y el síndrome de WPW.
Las arritmias clínicamente significativas y las clínicamente insignificantes se distinguen en función de su repercusión en el organismo del niño y de la amenaza percibida para su salud. Los casos clínicamente insignificantes no tienen un impacto negativo en la salud o el estilo de vida de un paciente joven, son aislados, no pueden conducir a un mal funcionamiento del corazón. Las arritmias clínicamente significativas son indicadores de disfunción cardiaca persistente y requieren un examen y corrección obligatorios.
Síntomas de las arritmias en los niños
Las manifestaciones de la arritmia en un niño pueden tener diferentes especificidades. Cada grupo de edad se caracteriza por sus propias peculiaridades.
En recién nacidos y lactantes, las arritmias pueden presentarse con los siguientes síntomas:
- Rechazo a comer.
- Retraso del crecimiento.
- Sueño interrumpido.
- Palidez.
- Disnea.
Aproximadamente la mitad de los casos de arritmias en niños y adolescentes en edad escolar son asintomáticos y se detectan durante las revisiones rutinarias. En otros casos, la arritmia puede ser un signo de aumento de la fatiga, intolerancia al esfuerzo físico, palidez, disminución del apetito, apatía o, por el contrario, excitabilidad leve.
Cuando la frecuencia cardíaca es baja, pueden observarse mareos, dolor en la zona del corazón y desmayos. Tales manifestaciones requieren la intervención inmediata de especialistas y la hospitalización del niño.
Causas de las arritmias en los niños
Las causas de arritmia en un niño se agrupan en varios grupos:
- Causas relacionadas con el corazón (causas cardíacas). Entre ellas se incluyen los defectos cardíacos congénitos y adquiridos, la carditis y las miocardiopatías, la hipertensión arterial, la miocarditis y otras. También pueden atribuirse a este grupo las consecuencias de enfermedades infecciosas de transmisión grave, como angina de pecho, neumonía, difteria.
- Causas extracardíacas. Entre ellas se incluyen las enfermedades del sistema nervioso central, los traumatismos y tumores cerebrales, las enfermedades hereditarias, la prematuridad, el curso complicado del parto, etc. Condicionalmente, este grupo incluye la arritmia en adolescentes, que es una consecuencia del rápido crecimiento del cuerpo en condiciones en las que el corazón y los vasos sanguíneos no siguen el ritmo de crecimiento de los músculos y el esqueleto.
Los psicólogos también señalan posibles problemas en la familia cuando los padres son demasiado exigentes con el niño y dan ejemplo constantemente a otros niños o incluso adultos.
Diagnóstico de las arritmias en la infancia
Debe consultarse a un arritmólogo pediátrico o a un cardiólogo pediátrico para realizar un diagnóstico preciso. El examen inicial por un especialista incluye:
- Examen de la historia clínica.
- Exploración completa (palpación, percusión, auscultación).
Si se sospecha una arritmia, el médico remitirá al niño para un diagnóstico instrumental:
- La electrocardiografía es un método universal que permite evaluar el trabajo del corazón en un periodo de tiempo determinado.
- Monitorización Holter diaria. Método más preciso que la electrocardiografía convencional, ya que registra el trabajo del corazón durante un tiempo prolongado (día), incluyendo el sueño, la actividad física, diversos periodos de actividad, etc.
- Pruebas de esfuerzo. Son análisis de la actividad cardiaca durante un esfuerzo físico de diversas intensidades.
Este método sólo puede utilizarse con niños mayores.
Una vez realizado el diagnóstico, un cardiólogo pediátrico puede prescribir pruebas destinadas a identificar las causas de la afección:
- Ecocardiografía (ecocardiografía o ecografía cardíaca). Permite identificar causas orgánicas de la enfermedad, como defectos cardíacos, tumores, etc.
- Radiografía. Este método está destinado a identificar causas extracardíacas de arritmia, por ejemplo, patología de la columna vertebral, grandes vasos.
- EEG. La electroencefalografía está indicada en casos de sospecha de conexión de la arritmia con enfermedades cerebrales.
Pueden ser necesarias investigaciones y consultas adicionales con otros especialistas pediátricos.
Tratamiento de las arritmias en niños
Los métodos de tratamiento de las arritmias en niños dependen de las causas y la variante de los trastornos detectados. Sólo un arritmólogo (cardiólogo pediátrico) decide si es necesario un tratamiento de las arritmias.
Las arritmias funcionales clínicamente insignificantes no requieren atención médica. Se instruye a los pacientes para que se sometan a revisiones periódicas y prevengan las enfermedades cardiopulmonares.
Si la arritmia es síntoma de una enfermedad, se prescribe la terapia adecuada. Tiene tres objetivos principales:
- prevención de los ataques de arritmia;
- mejorar la nutrición y el metabolismo del miocardio;
- eliminación de la causa subyacente de la enfermedad.
Al niño se le prescribe un conjunto de medicamentos con diferentes efectos, se elabora un horario diario, un régimen de actividad física. Se presta mucha atención a la eliminación de focos crónicos de infección en el organismo: tratamiento de la caries dental, reumatismo, extirpación de amígdalas, etc.
Si la enfermedad que causa las arritmias no puede controlarse con terapia conservadora, el joven paciente es trasladado a clínicas especializadas donde se le proporciona atención quirúrgica.
Está estrictamente prohibido tratar la enfermedad por su cuenta. Amenaza al niño con complicaciones y el desarrollo de síntomas peligrosos.
Sin embargo, dado el frecuente carácter asintomático del curso de muchos trastornos del ritmo, incluso potencialmente mortales, los propios padres deben prestar gran atención al problema. Es necesario vigilar constantemente la salud del niño, llevarlo regularmente a exámenes preventivos, enseñarle a llevar un estilo de vida saludable.
Prevención de arritmias en niños
Prevención de la arritmia en la infancia se reduce principalmente a la eliminación de los factores que pueden provocar la patología. Es necesario controlar el peso corporal del niño, evitando la obesidad, se adhieren a las reglas de una dieta equilibrada y racional, proporcionar suficiente actividad física. Entre otras cosas, se recomienda adherirse a los siguientes principios.
- Tratar oportunamente las enfermedades infecciosas e inflamatorias agudas y crónicas bajo supervisión médica.
- No administrar a los niños medicamentos destinados a pacientes adultos.
- Prevenir traumatismos.
- Controlar las patologías del SNC y las enfermedades congénitas.
Los niños en situación de riesgo deben ser vistos por un pediatra y un cardiólogo pediátrico de forma rutinaria.