La leucemia infantil es una lesión maligna aguda o crónica del sistema hematopoyético en la que las células sanguíneas adultas son sustituidas por células blásticas inmaduras de linaje leucocitario. Con el tiempo, dichas células penetran desde el torrente sanguíneo a otros órganos internos y ganglios linfáticos, causando numerosas metástasis. El diagnóstico, la evaluación de los síntomas y el tratamiento de la leucemia aguda y crónica en recién nacidos, niños menores de un año, de 2 a 10 años y adolescentes mayores de 11-15 años corren a cargo de oncólogos y hematólogos, con la aportación de otros especialistas en caso necesario.
La leucemia pertenece al grupo de las hemoblastosis sistémicas y ocupa un lugar destacado entre otras patologías similares. Según los datos estadísticos, el mayor número de síntomas detectados de leucemia aguda recae en niños de 2-3 a 5-6 años. En general, la frecuencia de casos es de hasta 4-5 bebés por cada 100.000 niños. La urgencia del tema de la leucemia infantil se debe al creciente número de niños que enferman cada año y a las elevadas tasas de mortalidad.
Clasificación
Teniendo en cuenta la duración del curso de la patología, se distinguen dos formas principales de la enfermedad: aguda y crónica. La leucemia aguda dura en los niños 1-2 años y va acompañada de signos evidentes, el tipo crónico dura más de 2 años. En la gran mayoría de los casos se diagnostican formas agudas de la patología. Otra variante poco frecuente es la leucemia congénita, que representa hasta el 0,2% del número total de bebés enfermos.
Según las características de las células tumorales, las leucemias agudas son:
- linfoblástica (LLA);
- mieloide (LMA);
- no linfoblástica.
Las formas crónicas también pueden ser linfoblásticas y no linfoblásticas, pero son poco frecuentes.
Teniendo en cuenta los signos clínicos y el estadio de desarrollo de la leucemia en niños y adolescentes, se distinguen los siguientes tipos de patología:
- la fase aguda (primera), que incluye el periodo desde los primeros síntomas de la leucemia hasta que el estado del niño mejora y los parámetros de laboratorio en los análisis de sangre se estabilizan en el contexto de la terapia prescrita;
- la segunda fase, cuando se produce la remisión completa o incompleta;
- la tercera fase, cuando los niños muestran signos de recaída de la leucemia.
También existen muchas otras clasificaciones que distinguen diferentes formas de patología teniendo en cuenta parámetros morfológicos, bioquímicos, inmunológicos y otros de los linfoblastos.
Causas de la leucemia
A pesar de los muchos años que se lleva estudiando el cáncer, los expertos siguen sin entender cómo se desarrolla la enfermedad y por qué afecta a algunas personas y pasa por alto a otros pacientes, probablemente más sanos.
Sin embargo, se han identificado una serie de factores que pueden desencadenar directa o indirectamente la aparición de la leucemia. Entre ellos figuran:
- irradiación prolongada o puntual, pero a gran escala, del organismo;
- vivir en regiones ecológicamente desfavorables con agua y aire;
- contaminados, presencia de empresas industriales cerca de zonas residenciales, etc;
- predisposición hereditaria;
- diversos trastornos genéticos, como el síndrome de Down, la neurofibromatosis y otras afecciones;
- exposición excesiva al sol;
- enfermedades infecciosas agudas.
Entre las causas probables del desarrollo de la leucemia en niños pequeños los expertos incluyen el tabaquismo pasivo, cuando los niños inhalan constantemente productos del humo del tabaco debido a la adicción nociva de los adultos. En la adolescencia, el impulso para la formación de la enfermedad puede ser el tabaquismo activo, que incluye mezclas especiales o sustancias prohibidas. La adicción a las drogas o al alcohol de una madre embarazada o lactante también puede causar leucemia en los niños.
El origen de la patología puede ser la quimioterapia o la radioterapia para otras afecciones de naturaleza maligna. En algunos niños, los expertos asocian el desarrollo de leucemia con policitemia, inmunodeficiencias primarias y enfermedades que deprimen las defensas inmunitarias.
Síntomas de la leucemia
Los síntomas de la leucemia en niños no dependen de la causa de aparición, aunque las patologías concomitantes o subyacentes pueden imponer su impronta en el cuadro clínico. La sintomatología se manifiesta según el estadio y la forma de la enfermedad.
Importante: sólo un médico puede identificar las manifestaciones características de la leucemia, separarlas de los signos de otras patologías y prescribir el examen adecuado.
Los síntomas iniciales de la leucemia en los niños son:
- Fatiga rápida;
- dolor muscular, óseo y articular;
- falta de sueño;
- disminución del apetito;
- pérdida de peso;
- subidas periódicas de la temperatura corporal sin motivo aparente.
En algunos casos, la leucemia se manifiesta con síndrome hemorrágico, cuando la coagulación de la sangre del niño está alterada, lo que provoca que incluso pequeñas heridas en la piel provoquen hemorragias prolongadas. Esta afección también se caracteriza por secreción de sangre por los ojos, la nariz, los oídos y hemorragias internas en varios sistemas corporales.
Otros signos de leucemia infantil pueden ser los siguientes síntomas:
- palidez de la piel y de las mucosas;
- coloración amarillenta de la piel, a menudo con un tinte terroso y grisáceo;
- diversas lesiones orales con ulceración de las mucosas (gingivitis, estomatitis);
- agrandamiento de los ganglios linfáticos;
- frecuentes episodios recurrentes de amigdalitis aguda;
- afección de las glándulas salivales, manifestada por producción aumentada o insuficiente de líquido, dolor en la zona de localización de los conductos salivales:
- aumento del tamaño del hígado y del bazo.
En algunos niños, sobre todo a partir de los 6-12 años, la leucemia se manifiesta como un síndrome de intoxicación, en el que afloran signos generales de malestar:
- escalofríos;
- disnea;
- mareos;
- dolor de cabeza;
- náuseas;
- sudoración excesiva;
- debilidad;
- fatiga rápida;
- temperatura subfebrile.
En este estado, cualquier lesión infecciosa del organismo puede convertirse en un acontecimiento fatal: muchos niños con leucemia mueren a causa de enfermedades víricas comunes, que se complicaron con neumonía o sepsis sobre el fondo de lesiones malignas de la sangre.
Los signos típicos de la leucemia en niños de 3-4 años son:
- sangre en la orina;
- hemorragias uterinas, nasales y estomacales;
- pérdida de peso;
- hemorragias en las cavidades articulares;
- formación de múltiples hematomas subcutáneos;
- acumulación de sangre en las mucosas.
En algunos casos, si el proceso patológico afecta a la médula espinal, pueden observarse parálisis, disminución de la sensibilidad de los miembros inferiores e incontinencia urinaria y fecal.
Diagnóstico
Si se sospecha un cáncer de la sangre, el examen lo realiza primero un pediatra y después oncólogos y hematólogos. El pediatra general evalúa:
- el estado actual del niño;
- los signos clínicos presentes;
- las quejas de los padres y del joven paciente.
El pediatra también recoge los antecedentes y remite a los niños a análisis de sangre clínicos generales.
Los análisis de laboratorio de la sangre se convierten en la base de los diagnósticos auxiliares. En las formas agudas de leucemia infantil se observan cambios pronunciados. Estos incluyen:
- una velocidad de sedimentación elevada;
- disminución de los niveles de hemoglobina;
- trombocitopenia;
- recuento elevado de glóbulos blancos;
- ausencia de eosinófilos y basófilos.
Posteriormente, se programa una punción esternal y se realiza una mielografía.
Otros métodos instrumentales de examen para evaluar los trastornos orgánicos y funcionales son:
- ecografía de las glándulas salivales, los ganglios linfáticos, el hígado y el bazo, el escroto (en los varones);
- radiografía de tórax;
- tomografía computerizada y de resonancia magnética.
Se consulta a especialistas en enfermedades infecciosas, alergólogos, genetistas y otros médicos según sea necesario para descartar otras patologías con cuadro clínico similar.
Tratamiento de la leucemia infantil
Sólo un especialista cualificado puede decir si una leucemia infantil de una forma y estadio determinados es tratable o no, tras estudiar todas las características de salud y enfermedad de un paciente concreto.
Si se detectan formas agudas o crónicas de leucemia, el niño es hospitalizado y colocado en un box estéril separado, ya que cualquier contacto con pacientes infecciosos o portadores de enfermedades puede tener consecuencias trágicas.
El tratamiento de la leucemia en niños debe ser integral. El objetivo principal de la terapia es conseguir y consolidar una remisión estable. Para ello, se utilizan diversas opciones de quimioterapia en combinación con inmunoterapia.
Para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de un niño con leucemia se prescriben diversas intervenciones de apoyo, entre las que se incluyen:
- procedimientos de desintoxicación;
- terapia hemostática;
- transfusión de sangre;
- terapia antibiótica para prevenir complicaciones bacterianas.
Actualmente se estudian métodos de administración de sangre de cordón umbilical, trasplante de médula ósea en el tratamiento de la leucemia infantil, incluso en recién nacidos.
Pronóstico y prevención
Sólo los especialistas en observación pueden dar pronósticos y evaluar las posibilidades de los niños con leucemia. El curso y el desenlace de la patología dependen de la edad del paciente y de la rapidez con que se detecte la enfermedad, de la calidad y el tipo de atención prestada, así como de otros parámetros individuales del bebé.
Es importante comprender que, en ausencia de una terapia específica competente, la leucemia infantil tiene un desenlace fatal garantizado. Los niños con este diagnóstico necesitan una vigilancia constante, una medicación sistemática y un estilo de vida determinado.
La prevención de la leucemia consiste en el mantenimiento de un estilo de vida adecuado por parte de los padres del futuro bebé, especialmente la madre, en la vacunación a tiempo de los niños contra patologías infecciosas peligrosas. Es conveniente dosificar el tiempo que pasan los bebés bajo la luz solar directa, utilizar protección UV, evitar las zonas abiertas de la zona en el pico de actividad solar.
Los bebés con anomalías congénitas del desarrollo y anomalías cromosómicas deben estar bajo supervisión médica constante y someterse a exámenes preventivos periódicos. Tales tácticas permitirán detectar la leucemia en una fase temprana, lo que multiplica las posibilidades de un desenlace favorable.