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Toxoplasmosis

La toxoplasmosis es una infección parasitaria caracterizada por lesiones multiorgánicas debidas a la capacidad del patógeno para penetrar en casi todos los órganos y tejidos, así como por un curso crónico (latente) o agudo. El nivel de infección es bastante alto, pero no todas las personas desarrollan formas manifiestas con síntomas clínicos vívidos. Esta enfermedad es especialmente peligrosa para los niños. A menudo, la infección se produce intrauterinamente – a partir de una madre infectada de toxoplasmosis durante el embarazo. Sin embargo, incluso después del nacimiento, los niños son susceptibles a la enfermedad, lo que puede atribuirse a las peculiaridades de los mecanismos básicos de transmisión de la enfermedad.

Causas de la toxoplasmosis

La causa directa de esta enfermedad es la infección por el parásito toxoplasma, que tiene un ciclo vital bastante complejo. La fuente de infección son los gatos domésticos y callejeros (el huésped principal y definitivo del toxoplasma). Los roedores, las aves, el ganado y otros animales de granja pueden ser una fuente algo menos frecuente de la enfermedad. Los animales infectados excretan con las heces una forma madura de toxoplasma (ooquistes) que, al penetrar en el organismo, provoca la enfermedad. Los ooquistes son bastante resistentes a los factores ambientales desfavorables y pueden permanecer en el suelo infectado durante mucho tiempo.

La transmisión de la enfermedad puede producirse de varias maneras:

  • Infección intrauterina, o transmisión vertical – la infección se produce a partir de una madre con toxoplasmosis, teniendo que producirse la infección primaria por toxoplasma durante el embarazo. Este mecanismo de transmisión es extremadamente peligroso para el feto, ya que puede conducir no sólo a la formación de anomalías en el desarrollo, sino también a la muerte del feto.
  • A través del consumo de alimentos infectados (más a menudo verduras y bayas sucias) y agua. También es posible infectarse comiendo carne insuficientemente tratada térmicamente procedente de animales infectados por toxoplasmosis.
  • Falta de higiene (lavarse las manos después de estar en contacto con animales que puedan tener ooquistes en su pelaje).
  • Tras transfusión de sangre, trasplante de órganos de una persona infectada por toxoplasma.

Tipos y formas de la toxoplasmosis

Según el modo de infección, se distinguen formas congénitas y adquiridas de la enfermedad.

Según la naturaleza del curso se acostumbra a dividir esta enfermedad en:

  • Aguda, que cursa con síntomas clínicos pronunciados.
  • Crónica – puede tener períodos de exacerbación y remisión, pero más a menudo se ejecuta de forma latente, sin un cuadro pronunciado de la enfermedad.

Teniendo en cuenta la lesión de uno u otro órgano por toxoplasma, se distinguen los siguientes tipos de infección por toxoplasma:

  • Oculopatía por toxoplasmosis.
  • Hepatitis por toxoplasmosis.
  • Meningoencefalitis por toxoplasmosis.
  • Toxoplasmosis pulmonar.
  • Toxoplasmosis que afecta a otros órganos (miocarditis toxoplasmótica y miositis toxoplasmótica).
  • Toxoplasmosis no especificada.

Síntomas de la toxoplasmosis en un niño

El cuadro clínico de esta patología en los niños puede ser diferente según sea congénita o adquirida.

La toxoplasmosis congénita tiene un impacto muy negativo en el desarrollo fetal y puede causar la muerte del feto, especialmente si la infección se produce durante las primeras 12 semanas de desarrollo fetal. En caso de infección en los últimos trimestres, se pueden detectar los siguientes signos en un niño enfermo inmediatamente después del nacimiento:

  • Lesiones graves del sistema nervioso: microcefalia (encogimiento del cráneo y el cerebro), hidrocefalia, convulsiones, epilepsia. En el futuro, estos niños sufren retrasos en su desarrollo físico y mental.
  • Aumento del tamaño del hígado, ictericia.
  • Aumento de la temperatura corporal hasta 38 ° C, pero a menudo la temperatura puede ser normal.
  • En la piel hay una erupción de carácter variado.
  • Todos los grupos de ganglios linfáticos están agrandados.
  • Diarrea.
  • Dependiendo de la forma, puede haber neumonía, daños en el músculo del corazón, los ojos (a saber, coriorretinitis – un proceso inflamatorio en la vasculatura del ojo y en la retina).

La toxoplasmosis adquirida se detecta en niños a una edad más avanzada, y la infección primaria suele ser asintomática. En estos casos, la enfermedad sólo puede diagnosticarse mediante pruebas de laboratorio, que determinan la presencia de anticuerpos específicos que indican infección por toxoplasma.

Si la toxoplasmosis adquirida es manifiesta (sintomática), el niño puede presentar los siguientes signos:

  • El inicio de la enfermedad suele ser gradual, con un ligero aumento de la temperatura corporal, hasta 37,5°C, pero es posible un inicio agudo con temperaturas de hasta 39°C. La fiebre suele ir acompañada de dolores musculares y escalofríos.
  • El estado del niño empeora. Hay quejas de dolor de cabeza, debilidad.
  • Aumento del tamaño de los ganglios linfáticos (los ganglios linfáticos cervicales se ven afectados con mayor frecuencia).
  • Erupciones en la piel, que pueden ser de distinto carácter, pero más a menudo en forma de manchas.
  • Cuando se ve afectado el SNC, se produce un fuerte dolor de cabeza, vómitos incesantes, posibles convulsiones, delirio.
  • Lesiones cardíacas, que se manifiestan por debilidad, disnea, arritmia, disminución de la presión arterial.
  • Lesiones oculares: se detecta pérdida total o parcial de visión. A veces tal manifestación es el único síntoma de toxoplasmosis.
  • Dolor abdominal, diarrea.
  • Posible desarrollo de neumonía con los síntomas correspondientes.
  • La peculiaridad de esta enfermedad es que puede afectar a varios órganos, lo que da lugar a un cuadro clínico bastante diverso, por lo que sólo un médico puede evaluar de forma competente el estado del niño y sospechar la presencia de toxoplasmosis. Si su hijo presenta los síntomas mencionados, debe ponerse inmediatamente en contacto con un especialista.

Diagnóstico de la toxoplasmosis

La fase inicial del diagnóstico consiste en un examen exhaustivo del niño, así como una conversación del médico con los padres, durante la cual el especialista se entera de todos los datos anamnésicos necesarios que pueden indicar indirectamente la presencia de toxoplasmosis.

Para confirmar el diagnóstico son necesarias varias pruebas de laboratorio:

  1. Análisis general de la sangre. Los cambios en ella son insignificantes, pero este estudio es importante para diferenciar la toxoplasmosis de otras condiciones patológicas.
  2. Análisis bioquímico de la sangre.
  3. Para detectar anticuerpos específicos contra el toxoplasma, se realiza un estudio serológico. Mediante el método ELISA (ensayo inmunoenzimático), se determina la IgM, característica de la fase aguda de la enfermedad, y la IgG, indicadora de la toxoplasmosis crónica.
  4. Reacción en cadena de la polimerasa (PCR-diagnóstico), que se basa en la detección del ADN del toxoplasma.
  5. Microscopía de fluidos biológicos, que permite detectar el parásito.

Una etapa importante del diagnóstico es la realización de estudios instrumentales, que pueden diferir en función de la lesión de uno u otro órgano. En la toxoplasmosis se utilizan los siguientes métodos:

  • ECG (electrocardiografía).
  • TAC (tomografía computarizada), radiografía del cráneo que revela calcificaciones en la sustancia cerebral, signo distintivo de esta enfermedad.
  • La electroencefalografía (EEG) se utiliza cuando está afectado el sistema nervioso central.
  • NSG (neurosonografía).
  • EcoCG (ecocardiografía).
  • Examen del fondo de ojo.

Tratamiento de la toxoplasmosis

El tratamiento de un niño con esta enfermedad se lleva a cabo en un hospital. La terapia debe incluir fármacos que afecten directamente al toxoplasma (antiparasitarios), así como agentes desensibilizantes, antioxidantes, terapia vitamínica. También es posible el uso de glucocorticoides. Todas las citas, así como la determinación de la dosis de los fármacos y la frecuencia de la medicación se lleva a cabo exclusivamente por un médico. La automedicación es inadmisible y peligrosa para el niño.

Además del tratamiento, la prevención de la forma congénita de la enfermedad es extremadamente importante. Ayuda a evitar el desarrollo de toxoplasmosis aguda en la madre y, como consecuencia, a prevenir la muerte fetal o la discapacidad del niño.

Consecuencias de la toxoplasmosis

A menudo la enfermedad está latente, pero en los niños con trastornos inmunitarios, así como en la toxoplasmosis congénita, el pronóstico es desfavorable, ya que el propio curso de la patología, incluso sin complicaciones, puede conducir a la discapacidad del niño.


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