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Parainfluenza

La parainfluenza pertenece a un grupo de enfermedades víricas respiratorias agudas con afectación predominante de las vías respiratorias altas. La prevalencia de la enfermedad aumenta en invierno y se registra predominantemente en niños.

Causas de la parainfluenza

La enfermedad es infecciosa y su agente causal es el virus de la parainfluenza. Existen cuatro tipos de virus, cada uno con sus propias características. Así, el 1er tipo de virus de la parainfluenza es el más común y el que más a menudo contribuye al desarrollo de laringitis (inflamación de la laringe). Y en los niños pequeños contribuye al desarrollo del falso crup. Los tipos 2º, 3º y 4º del virus son menos frecuentes, pero pueden causar no sólo laringitis y falso crup, sino también faringitis, bronquitis, bronquiolitis, neumonía, y el curso de la enfermedad suele ser de moderado a grave.

Las vías de transmisión de la parainfluenza son:

  • por vía aérea: por inhalación de aire con gotitas de esputo, mucosidad de las vías respiratorias de una persona enferma (la mayor cantidad de virus se libera en la persona enferma en los 2-3 primeros días);
  • contacto: al tocar con las manos una superficie infectada y transferir los virus a la boca, la nariz.

Síntomas de la parainfluenza

Las quejas de los pacientes de parainfluenza se producen al final del periodo de incubación, que tiene una duración media de 7 días. En la mayoría de los casos, hay un curso leve de la enfermedad sin complicaciones, los síntomas de los cuales desaparecen por completo después de una semana.

Los principales signos de la parainfluenza pueden dividirse en varios grupos:

  1. Síntomas de intoxicación general. Menos graves que en la gripe. El paciente tiene dolor de cabeza, debilidad, aumento repentino de la temperatura corporal, a menudo no superior a 37,5 °C.
  2. Los síntomas catarrales están asociados con el desarrollo de inflamación principalmente en las membranas mucosas de la nariz, laringe, faringe. Puede haber congestión nasal, molestias, ardor y dolor en la garganta, ronquera o pérdida de la voz, tos (principalmente seca y dolorosa).

La parainfluenza en niños pequeños, debido a la estructura de la laringe y del árbol bronquial, puede dar lugar a complicaciones (falso crup, bronquiolitis). En el falso crup, hay espasmo de las cuerdas vocales, marcado edema de la mucosa con el desarrollo de estenosis laríngea.

La exacerbación de la enfermedad suele producirse por la noche. El niño se despierta repentinamente de un ataque de tos, la respiración es difícil, silbante, el pulso es rápido. Al cabo de un rato, el estado mejora y el bebé se duerme. Pero en algunos casos, con un espasmo pronunciado, es necesario prestar atención médica de urgencia.

La bronquiolitis es una inflamación de los bronquios pequeños con su obstrucción. En este caso, los signos de insuficiencia respiratoria y la intoxicación general están en primer plano. En los niños, dependiendo del grado de deterioro de la ventilación de los pulmones puede ser observado:

  • dificultad para respirar, tos
  • cambios de comportamiento (agitación o, por el contrario, letargo);
  • cambios en el color de la piel (coloración azulada de los labios, las yemas de los dedos, los lóbulos de las orejas, el triángulo nasolabial e incluso cianosis de todo el cuerpo);
  • retracción de los espacios intercostales, implicación de las alas de la nariz en la respiración.

La parainfluenza grave se caracteriza por fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas, vómitos y síntomas meníngeos. Es posible desarrollar complicaciones de la parainfluenza como otitis media, sinusitis, amigdalitis.


Diagnóstico de la parainfluenza

A menudo no es necesario identificar el agente causal de las infecciones respiratorias agudas, entre las que se incluye la parainfluenza. El cuadro clínico y el tratamiento son en gran medida similares, y no resulta rentable realizar pruebas de detección de más de 200 especies de virus.

El diagnóstico de la enfermedad se basa predominantemente en:

  1. entrevista con el paciente (aclaración de las quejas);
  2. recogida de anamnesis (averiguar si hubo contacto con una persona;
  3. esfriada, cuánto tiempo hace, en qué secuencia y con qué gravedad;
  4. parecieron los síntomas de la enfermedad, qué tratamiento se llevó a cabo y su eficacia;
  5. examen general.

Durante la entrevista, el médico debe especificar la presencia de enfermedades crónicas de los pulmones, el corazón, los riñones, el hígado, así como si existe intolerancia a algún fármaco. Se evalúa el estado general del paciente, el patrón respiratorio y la coloración de la piel. Se auscultan los pulmones y el corazón, y se realiza una percusión torácica. Se determina la saturación sanguínea (saturación de oxígeno), la tensión arterial, el pulso y la frecuencia cardiaca.

Al examinar la garganta, puede observarse lo siguiente:

  • enrojecimiento de las glándulas palatinas, pared faríngea posterior, su hinchazón;
  • inyección de vasos (los capilares son visibles);
  • granularidad de la pared faríngea posterior (agrandamiento del tejido linfoide en forma de gránulos, semiesferas);
  • agrandamiento de las amígdalas.

Pueden realizarse pruebas de laboratorio como análisis de sangre y orina. Se realiza una prueba rápida para descartar la infección por COVID-19.

En un curso grave de la enfermedad con lesiones de los bronquios, parénquima pulmonar, la gama de procedimientos de diagnóstico es mucho más amplia y puede incluir:

  • Análisis bioquímico de la sangre con determinación de proteínas totales, albúmina, bilirrubina, ALT, AST, creatinina, urea, glucosa;
  • electrolitos sanguíneos;
  • coagulograma;
  • proteína C reactiva;
  • Electrocardiograma;
  • radiografía de pulmón;
  • laringoscopia;
  • examen microscópico y bacteriológico del esputo.

El diagnóstico por PCR se realiza para determinar el tipo de patógeno. Como material de prueba se puede utilizar esputo, hisopos nasofaríngeos, ELISA.

El plan completo de exámenes es designado por el médico de forma individual, teniendo en cuenta el estado del paciente, su edad, la presencia de enfermedades concomitantes.


Tratamiento

Las disposiciones organizativas son de gran importancia. Recomendado:

  • en caso de fiebre, observar reposo en cama;
  • comer alimentos de fácil digestión en forma hervida, al vapor, guisada, excluir picantes, fritos, ahumados;
  • tomar suficiente líquido;
  • limitar las conversaciones;
  • ventilar regularmente la habitación, realizar una limpieza húmeda (el aire seco contribuye a la “desecación” de la mucosa de las vías respiratorias superiores, aumentando la irritación de las terminaciones nerviosas y provocando ataques de tos);
  • en caso de goteo nasal, enjuagar la nariz con soluciones salinas (sal marina o solución isotónica de cloruro sódico).

La farmacoterapia consiste en tomar los siguientes medicamentos:

  • antiinflamatorios no esteroideos (paracetamol, ibuprofeno) tienen efecto antipirético, eliminan el dolor de cabeza, reducen los signos de inflamación local;
  • gotas vasoconstrictoras locales (oximetazolina, xilometazolina) restablecen la respiración nasal;
  • glucocorticoides inhalados (beclometasona) alivian el edema de la mucosa de la laringe, faringe, utilizados también para el tratamiento del falso crup;
  • expectorantes, mucolíticos (ambroxol, acetilcisteína) están destinados a aliviar la tos;
  • los beta-adrenomiméticos (salbutamol) alivian el espasmo de los bronquiolos, combaten la disnea;
  • pastillas, sprays para la garganta (pueden ser de origen vegetal con salvia, musgo de Islandia, llantén o incluir sustancias químicas: ambazona, bencidamina).

Los antibióticos se prescriben en caso de complicaciones bacterianas en función de los resultados del análisis general de sangre, la radiografía y la tomografía computarizada.

¿Qué hacer si un niño tiene un falso crup? Lo primero que hay que hacer es llamar a una ambulancia. Lo siguiente que hay que hacer es

  1. proporciónale aire fresco (abre una ventana), quítale la ropa que le oprima;
  2. calmar al niño;
  3. poner las piernas en una palangana (preferiblemente un cubo) con agua caliente;
  4. inhalación con un nebulizador.

Si las medidas son ineficaces, el niño debe ser visto por un médico.

La prevención de la parainfluenza se reduce a:

  • respetar las normas de higiene personal;
  • evitar el contacto con personas resfriadas (incluido el uso de mascarilla en lugares concurridos), especialmente en otoño e invierno;
  • llevar un estilo de vida saludable.

Al primer síntoma de enfermedad, póngase en contacto con su médico y limite el contacto con la gente.


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