Información general
La gingivitis en los niños es una inflamación de las encías, que puede producirse tanto de forma independiente como en el contexto de otras enfermedades. A diferencia de la periodontitis, la patología no se acompaña de aflojamiento de los dientes, pero, de manera similar a otras enfermedades orales, requiere la asistencia de un dentista experimentado.
La gingivitis pediátrica es una patología dental muy frecuente que afecta a los niños durante la dentición, el crecimiento activo y la pubertad. Los factores que la provocan son los cambios que se producen en el organismo en el proceso de desarrollo físico y los fallos en la higiene bucal. En la mayoría de los casos, la enfermedad se presenta en forma catarral leve y se cura con éxito con una visita oportuna al odontopediatra. A veces, la gingivitis en los niños se combina con la estomatitis, que también es tratada por un dentista.
Clasificación (tipos) de la gingivitis pediátrica
En función de la gravedad de las manifestaciones y de la rapidez de su desarrollo, se distinguen formas agudas y crónicas de gingivitis en los niños. En el primer caso, la enfermedad se desarrolla rápidamente y sus signos son claramente visibles, mientras que en el segundo la afección puede durar semanas e incluso meses sin causar síntomas vívidos.
Las características de la lesión de los tejidos gingivales permiten distinguir las siguientes formas de gingivitis en un niño:
- catarral: se manifiesta por el enrojecimiento de las encías;
- ulcerativa (ulcerativa-necrótica): se caracteriza por la formación de úlceras en la superficie de la mucosa;
- hipertrófica: se manifiesta por un crecimiento excesivo de los tejidos;
- atrófica: el síntoma principal es la disminución de la altura de la encía;
- descamativa: se caracteriza por la descamación de la capa superior de la mucosa con la formación de erosiones brillantes.
Según el volumen de tejidos inflamados, se distinguen formas locales y generalizadas, y la profundidad del proceso inflamatorio determina la gravedad de la enfermedad: leve, moderada y grave.
Síntomas
Los síntomas de la gingivitis en un niño dependen de la forma de la enfermedad y del grado de afectación gingival. Los signos clásicos del proceso inflamatorio son:
- decoloración de las encías (enrojecimiento y/o lividez);
- dolor en la zona afectada al masticar, cepillarse los dientes;
- sangrado de los tejidos
- mal aliento;
- hinchazón, friabilidad de los tejidos, crecimiento excesivo (en la forma hipertrófica) o reducción del volumen (en la forma atrófica);
- erosiones, úlceras, placa blanca o verdosa.
En la mayoría de los casos, el desarrollo de la gingivitis tanto en niños pequeños como en adolescentes va acompañado de la aparición de un exceso de placa en los dientes.
Causas de la gingivitis en los niños
La causa más frecuente de gingivitis en los niños es una higiene bucal deficiente. Poco a poco, la placa comienza a acumularse en la superficie del esmalte, especialmente en el punto de contacto con la encía. Los microorganismos patógenos que contiene se convierten en la causa de la inflamación. Con el tiempo, la placa se endurece, convirtiéndose en sarro, que traumatiza aún más las encías.
Otros factores provocadores pueden ser:
- patología de la mordida, apiñamiento de los dientes;
- caries activas;
- uso de aparatos de ortodoncia;
- esmalte astillado con bordes afilados;
- infecciones agudas y crónicas (infecciones víricas respiratorias agudas, amigdalitis, tuberculosis);
- enfermedades de la sangre;
- trastornos hormonales;
- trastornos metabólicos, diabetes mellitus;
- traumatismos mecánicos de las encías durante la limpieza;
- consumo de alimentos o bebidas muy calientes;
- determinadas enfermedades somáticas (por ejemplo, colecistitis), etc.
En algunos niños, los síntomas de la gingivitis aparecen durante la pubertad activa, cuando en el contexto de los cambios hormonales en el cuerpo se reduce la defensa inmunitaria, y las bacterias tienen la oportunidad de activarse.
Diagnóstico
La gingivitis es diagnosticada por el dentista durante un examen básico. El médico identifica los síntomas característicos, las enfermedades concomitantes y establece la posible causa. En algunos casos, se prescribe adicionalmente una radiografía o un TAC. Si es necesario, se realizan pruebas de laboratorio y se consulta a especialistas estrechos. Si el niño presenta anomalías complejas del aparato dentoalveolar o enfermedades crónicas graves, puede ser necesario un examen adicional.
Tratamiento
Al elegir un método de tratamiento de la gingivitis en los niños, el médico tiene en cuenta los síntomas y la gravedad de las lesiones de las encías, el estado de los dientes, la edad del niño y las características individuales de su organismo. Por regla general, la terapia comienza con remedios locales: geles, enjuagues, sprays con antisépticos. Al mismo tiempo, se toman medidas para eliminar la causa: tratamiento de la caries, eliminación de astillas, plastia del frenillo labial o lingual, eliminación de focos crónicos de infección.
En algunos casos, se prescriben procedimientos fisioterapéuticos: terapia láser, electroforesis y fonoforesis, masaje de encías al vacío. La fisioterapia ayudará a aumentar el flujo de sangre y nutrientes a las zonas dañadas, reducir la inflamación y proporcionar alivio sintomático.
En casos graves de gingivitis hipertrófica, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para eliminar el tejido inflamado. Los especialistas realizan criodestrucción, diatermocoagulación o escisión clásica con bisturí quirúrgico, según la indicación.
La higiene bucal profesional es obligatoria para eliminar por completo los depósitos dentales duros y blandos. Dependiendo de la situación, puede ser necesario un tratamiento concurrente por parte de un gastroenterólogo, otorrinolaringólogo, alergólogo, endocrinólogo, pediatra u otros médicos.
Prevención de la gingivitis en los niños
Las medidas preventivas incluyen normas generales de cuidado bucal: cepillado regular con cepillos y pastas adecuados a la edad, visitas preventivas al dentista y al higienista.
Los expertos desaconsejan encarecidamente que los niños utilicen palillos de dientes, ya que pueden traumatizar el frágil tejido dental y la encía, dando a las bacterias la oportunidad de multiplicarse. No comparta cubiertos con su hijo, no mastique ni muerda alimentos por él, etc. Los patógenos de la boca de un adulto pueden ser peligrosos para la microflora de un bebé.
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